lunes, 27 de junio de 2011

EL DOCUMENTO J

Queridos amigos y enemigos, en esta ocasión me complace compartir con ustedes un documento revelador, documento que he hallado mientras ordenaba viejos libros heredados casi todos ellos de mis antepasados. Libros que carecen de importancia al compararlos con el relato que en breve les participaré.
Antes de continuar y queriendo evitar herir sentimientos ajenos, que si bien me da lo mismo herir, en esta ocasión no me apetece hacerlo. Me gustaría advertirles dos cuestiones: La primera es que el siguiente documento puede herir la sensibilidad del lector por su alto contenido revelador, y la segunda es que el siguiente texto es una autentica cochambre y en mi opinión no merece la pena ser leído.

Llegados a este punto y con sus decisiones ya tomadas demos paso al tema de marras:

El documento J.


17 de Marzo
Querido diario;
Soy yo, José. Disculpa que durante esta semana te haya dedicado tan escasos ratos, pero es que como tu bien sabrás, Abdel va a montar una marisquería y me ha encargado fervientemente la elaboración de todo el mobiliario del local, me siento muy dichoso, por poco que me saque de esta gestión carpinterística cambio de carro, y el viaje que le voy a pegar a Abdel por las cuatro mesas no va a ser chico, y si se queja, pues que coja el carro y se vaya al Ikea. Me siento tan dichoso, me hallo como una adolescente quinceañera si no fuera porque tengo 48 años y utilizo barba. ¿Qué puede fallar diarito? ¿Qué?

18 de Marzo
Querido diario:
Hoy ha sido un día atípico, regresaba yo a mi domicilio con paso firme y seguro, cabeza alta, pecho ensanchado y gesto triunfal. Venía de pagar la contribución y cuando me encontraba próximo a afrontar el último tramo de trayecto que me separaba de mi morada, un grupo de pájaros han aterrizado a escasos metros de mi presencia impidiendo mi marcha. Sin tener motivo aparente, han empezado a carcajear unísonamente. Situación insólita, por muy hombre de mundo que uno sea, nunca se está acostumbrado a ver una reunión aviar de esa índole, y he de reconocer que durante unos segundos y presa del desconcierto he compartido jolgorio con los alados individuos lo cual ha intensificado notoriamente la hilaridad de estos.
Tras unos minutos de júbilo y regocijo tanto aviar como mío propio he decidido continuar mi marcha rumbo a morada.
Uno de los pajarillos ha exclamado con su peculiar acento aviar algo así como “nuudo” que entiendo que en su peculiar lenguaje se debe utilizar como despedida.

19 de Marzo
Querido diario:
Continúan sucediéndome curiosos sucesos para con el mundo animal y no animal. A las ocho de la mañana y como todas las amanecidas realizo he acudido triunfante a por la prensa del día, cuando un grupo de exaltados periódico en mano y uniformados de riguroso blanquirojo han estallado en marabunta a mi paso mientras le gritaban a un tal Fermín que a mi juicio no tenia culpa de nada. Tras el almuerzo he decidido realizar mi tradicional paseo vespertino cuando un hermoso ejemplar de buey se ha dirigido a mí en perfecto hebreo y con infinita familiaridad. Me ha confundido con un primo suyo de Socuéllamos. Ni sé quien es su primo, ni sé donde esta Socuéllamos ni me interesa. Salvado este singular malentendido y antes recobrar mi pleno sosiego una pareja de amables caracoles me han saludado atentamente, gustoso les he correspondido en el saludo, en 48 años nunca me había saludado un escargót.

Hay diario de mis entrañas, que vida esta, pese a todo, ¿que o quien podría interrumpir mi felicidad y mi dicha? Nadie diarito nadie.

20 de Marzo
Querido diario;
Los cojones, si así mismo diarito los cojones, mi felicidad, mi dicha y mis sombreros destrozados e interrumpidos por un palomo, si como lo digo diarito, por un piojoso palomo.
Llegaba a mi humilde morada sudoroso como una bestia parda, después de estar durante toda la jornada en la carpintería, fabricándole el mobiliario a Abdel –que ojala se arruine con la marisquería- cuando justo antes de cruzar el umbral de la puerta he coincidido en el portal con un elegante palomo, ataviado con sombrero y chaqué, todo un señor sin duda. Tras esto escuchado la distante voz de mi amada María.
- Pepe tenemos que hablar. Ha pronunciado con magnifica solemnidad.
Dídimos en traquea, manos sudorosas y pensamientos huidizos.
            - Pepe estoy en estado, me lo ha dicho la ginecóloga esta mañana, estoy de 8 semanas.
Apreciabale yo cierta rechonchez que en todo momento achacaba a su pasión desmesurada por el Jamón granadino, pero esta revelación ha derrumbado mis teorías gastronómicas.
            - Pepe el chiquillo pues como que muy tuyo no es, ¿te acuerdas de la blanca paloma que se posó en el portillo de la alcoba? Pues…

Si diarito si, me los ha puesto y con un pichón, ahora todo encaja, los pájaros riendo, la familiaridad con los cornupetas, los pamplonicas huyendo despavoridos, 4 sombreros rotos y una incipiente dificultad para cruzar las puertas con normalidad.
Y me lo dice tan tranquila, me nombra portador de astas con la mayor naturalidad del mundo y trata de compensarme ofreciéndome un título santificado que yo para nada pretendo. Ya me lo decía mi madre diarito.
            - Pepico donde vas tú con tus 47 años con una hembra de 17, ¿pues no ves que vas a llevar más cuernos que un saco de caracoles?
Cornudo por inocente e inocente por buena persona.Solo espero que el vástago en lugar de pelo tenga plumas y no le dejen pisar una peluquería en su vida.
Pero tú, querido diario, en tantos años no has sido capaz de decirme nada haciendo gala de iscariótica traición, haciendo tambalearse los sólidos cimientos de la confianza, no me duelen tanto los pitones como tu traición, por ello a la mierda te mando y el bolígrafo rompo.

El resto del diario se encuentra en la casa de D. Antonio Piñera de Hendings Valdivieso. Lo conserva como oro en paño y se niega categóricamente a publicarlo.

José continuó su relación con María y rompió romances con su diario al que llamó puerco traidor y penoso amigo.

Abdel abrió su marisquería y habiendo comprado el mobiliario del Ikea ganó gran fortuna. Actualmente es socio y principal accionista de la empresa “Pescanova”.

             Nadie dijo que fueran buenas personas. (Imagen de archivo)

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